Prof. MSc. Fidel Miranda Silva
Historiador - Escritor
PERIODISTAS VERSUS CORRUPCIÓN
Existen personas que fungen de
periodistas, que deben obedecer “una línea de trabajo conforme lo manda el
patrón”. La profesión de referencia en otras épocas era tan diferente de lo que
es en la actualidad. Hubo grandes periodistas, cuyas opiniones eran sagradas,
versaba sobre la verdad de la realidad social, política o económica, sin ningún
valor agregado de lo que es.
De esa forma mantenía
informado a los lectores de periódicos, radio escuchas y hasta en medios
televisivos, hasta finales del siglo XX. A pesar que aún quedan algunas rémoras
de esas nostalgias de formadores de opiniones. Tal vez queriendo nombrar a
todos aquellos, pecaré por omisión de otros grandes de la pluma y de la radiofonía
nacional, sin poder contener esa idea, referiré en la persona de un gran
periodista del inicio del siglo XX, el Dr. Cecilio Báez y un contemporáneo, don
Serafín Francia Campos.
Tal vez algunos que fungen de
periodistas, ni siquiera se recuerdan a estos grandes profesores del periodismo
paraguayo, cuyas palabras eran las rúbricas de las verdades y de la
ecuanimidad.
En la actualidad, existen
mercenarios del periodismo. Tal vez existan algunos independientes, pero no
como aquel o aquellos que escamotearon algún medio de comunicación y que se
presentan como tales. La corrupción del periodismo permea por doquier. Atacan a
los corruptos, pero se alimentan de la sangre de ellos, “la estabilidad
económica” les deben a esos actos de corruptelas, que, si no acceden a las
extorsiones, “se rasgan las vestiduras”.
El pueblo vive pendiente a lo
que dicen los periódicos como si fuera que es la única fuente de la verdad, lo
que este no sabe, que los medios de informaciones de la actualidad, van a
publicar “sus verdades” para manipular la opinión pública y direccionar a los
incautos, para alimentar sus intereses. Esto sucede cuando les inducen “levantarse
contra las malas acciones del gobierno”, manipula e instrumenta la razón, en
pos y beneficio del capital que ostentan (acumulación del capital), para seguir
subyugando la conciencia colectiva, y finalmente los culpables son los
gobernantes.
No pretendo ocultar las
falencias que existen en las instituciones públicas de los tres poderes del
Estado, pero si queremos construir un país mejor, además de criticarles,
debemos proponer ideas y acciones concretas, para que los males endémicos del
Estado sean extirpados definitivamente. Es hora que el sector académico se
manifieste ante la falencia de los medios de comunicaciones, que solamente
buscan succionar el néctar de la corrupción, queriendo endilgar como único
patrimonio de este mal al sector político, sin guardar debajo de la alfombra
las basuras cometidas por ellos a diarios.
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