domingo, 2 de enero de 2011

CRÓNICA DE UN DIVORCIO ANUNCIADO


Fidel Miranda Silva
M. C. S. Historiador - Escritor 

En el valle de Puerto Miseria, la tradición es que, cuando algunas doncellas asumen un compromiso de contraer matrimonios, es lo más sublime y sagrado, codicia de muchas y de algunos también. Los murmullos ocupan todo el comentario de la alta sociedad, acerca de la pareja que en un futuro no muy lejano, sellarán sus compromisos ante la sociedad, con la bendición del padrino primeramente y luego del clero, y por supuesto de todos los allegados a los comprometidos. Estos, son los escasos privilegiados que formarán parte de esa elite social. Ni pensar de los grupos parentales o de aquellos que forman parte del primer anillo. Faltan escasos días para oficializar el sello de la fidelidad mutua, discurso infaltable en los ámbitos de encuentros sociales y políticos en las actividades sociales que suelen realizar juntos. Ellos, la pareja, necesitan que sus seguidores estén seguros, que ese matrimonio se consumará sin ningún contratiempo.

Obviamente que el compromiso se debe ir presentando paulatinamente en distintos actos sociales, en donde ambos aparecen de la manito, y los medios de prensas, orales, escritas y televisivas, hacen que ocupen grandes titulares, en donde se destacan las virtudes más destacadas de la pareja del año, que muy pronto sellaran un compromiso definitivo. Inclusive, una de ellas debe adoptar como su terruño por adopción la tierra del otro. Esta praxis social, es reflejada a la opinión pública por medios de algunas actos en concreto, con mucho aplausos de los sequitos, que formarían el cortejo el día de la boda. Los sentimientos de ambos se funden en un solo corazón. La identidad adoptada como natural de la región, hace sentir alagado por esa demostración de afecto, hacia su pareja y la de su familia.

La aparición muy a menudo de la pareja ideal en escena, despierta algunas suspicacias a los miembros de la misma sociedad, que le sigue dando su apoyo para el matrimonio programado. Las malas lenguas comienzan a murmurar, que tal nupcias no se va a concretar. Aparecen los escépticos y los analistas morales, de distintos sectores, diciendo que no son unos para el otro. Probablemente estos analistas, saben que uno de ellos es muy coqueto y veleidoso, y que no se contenta fácilmente con uno, y que su romance casi nunca dura más de lo necesario a sus objetivos. Otros opinan, ¿Cómo es posible? La poligamia no está contemplada en nuestras normas de éticas morales y jurídicas. Algunos ven con ojos de mal agüero, el comportamiento casi infiel de uno de ellos.


Javier Zapata, un hombre acomodado y de buena reputación, es buscado por Pedro y Pablo Vicario, hermanos de Ángela Vicario, con la intención de matarlo por deshonrar a su hermana. El motivo de la deshonra fue la devolución de Ángela por su marido a las pocas horas de casada. Éste, llamado Héctor Cazador, había organizado la mayor boda que se recordara en el pueblo, con comidas y bebidas para todos y una fiesta que duró mucho tiempo y hasta el amanecer, a la que llegó mucha gente de todas parte de la comunidad, entre los que estaba el padre de Bayardo, un importante militar y político. Bayardo, era un hombre misterioso que había llegado al pueblo sin ningún motivo aparente, que no fuese el de buscar esposa.

Se propuso conseguir a Ángela, una bella joven, y lo consiguió con mucha facilidad, ya aunque ella no le quería, él causó muy buena impresión en su familia, una familia muy pobre y modesta, que la obligó a casarse. La causa de la devolución fue que Ángela no llegara virgen al matrimonio, a lo que esta añadió que había sido Javier Zapata el que le había quitado la virginidad. Pedro y Pablo, sus hermanos, al enterarse de esto, decidieron matar a Javier para limpiar el nombre de su hermana. Para el efecto, cogieron unos largos cuchillos de matar cerdos. Mientras los afilaban, le iban contando a la gente de la comunidad cual era su intención, y al poco tiempo ya lo sabía todo el pueblo, que Javier Zapata iba a morir. Él jamás se enteró de la conspiración, pero su familia y sus amigos, ya sabían que Pedro y Pablo le iban a matar.

Este relato leemos en la obra cumbre de Gabriel García Marqués, Crónica de una muerte anunciada. Es parecido a la historia de Valle Miseria, en donde todos ya sabían que el novio le iba a traicionar a la novia. Los amigos y familiares ya sabían que esto iba a suceder, pero el novio no se enteró, hasta que el divorcio anunciado apareció en la prensa. Casi le tomo un infarto, claro que tampoco el lo dijo a nadie, pero su expresión dejó notar tal situación. En Valle Miseria, todos comentan que ya se comprometió a otra damisela, que muy probable, oficializará en público, antes del día de acción de gracias. Esta práctica es indispensable, porque ellos son de familia muy devotos a la fe cristiana, y deben obediencia a “DIOS”. Una vez más, las especulaciones de los escépticos, opinan que el flirteo con la nueva damisela, no va durar, y mucho menos con la esperanza de contraer nupcias para satisfacción de la familia de Valle Miseria.

Crónica de un divorcio anunciado.

Prof. Lic. Fidel Miranda Silva
Master C. S. Historiador – Sociólogo
fmirandasilva@gmail.com

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