Prof. Mcs. Fidel Miranda Silva
Historiador - Escritor
TRANSPORTE PÚBLICO VS. INTENDENTE MUNICIPAL
La característica de la república es el cuidado del bien
público, administrado por las autoridades cuyas investiduras son trasferidas
por la ciudadanía en general, en elecciones libre y transparente. Las
autoridades surgidas de esas pugnas electorales deben ejercer el Poder, en
obediencia del mandante y no apropiarse de ella, convirtiéndola en patrimonio personal.
Cuando esto sucede, es porque se apropiado del Poder Político, legalizando el monopolio
de la violencia en detrimento del ciudadano, quien le ha puesto en el sitial
como tal.
En Ciudad del Este, por más de tres lustro un “CLAN” se
ha apropiado del Poder Político, ejerciendo con coacción, extorsionando, chantajeando
a la ciudadanía, excluyendo del que hacer social y político, utilizando la
fuerza del Poder, para infundir terror y temor de los habitantes de esta parte
del país, quienes tienen objetivos altruistas en pos del bien común y de una
convivencia pacífica y armónica, que se ha truncado por el uso y abuso del
Poder Político en manos de personas inescrupulosa.
La apropiación del Poder Político por el “CLAN” ha
generado dos clases sociales bien diferenciadas, las que apoya la corrupción a
cambio de algunas canonjías y concesiones al margen de la ley, y otra la que se
opone a este sistema de prebenda y que apuestan a la legalidad y a la
transparencia del manejo del bien público. Durante todo el tiempo que se
apropiaron del Poder, manejaron la institución como un estado patrimonial discrecional.
Si bien es cierto que el transporte forma parte esencial
del bien público, con gestión privada en caso de CDE. El estado en que se
encuentran los mismos, son exactamente la consecuencia del sistema pernicioso y
corrupto que refleja a las autoridades que administran los bienes públicos de
la ciudad.
Lo que podemos rescatar
del enfrentamiento del Poder oligárquico y hegemónico, el Poder civil ciudadano
ha salido victorioso, por haber resistido a la voluntad opresora y perversa de
un “CLAN” implacable a la sensibilidad social. Con este hecho se da un claro
mensaje a este tipo de Poder, que la ciudadanía ya no se calla fácilmente ante
atropellos de esta naturaleza. El final de un enfrentamiento entre dos sectores
antagónicos, demuestra que ha triunfado la civilidad y se ha debilitado el
Poder Político dominador. El resultado es un camino andado de la democracia,
próximo a consolidarse.
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