Prof. MC.s. Fidel Miranda Silva
Historiador - Escritor
LA FARSA DE LA LETALIDAD DEL COVID 19
Tanto se ha hablado de este virus
en todo el mundo, que ha generado temor y terror a la población en general,
porque el ser humano teme a la muerte por antonomasia. Este temor obedece a su
naturaleza, así como dice la Biblia en la fábula de la creación del hombre,
cuando “Dios le dijo: si tocas del árbol de la vida, de cierto te digo que morirás”.
Dicho sea de paso, fue lo único que hasta hoy se ha cumplido, el hombre es
un ser mortal, el hombre morirá.
Lo más probable que, si no
pensase en la muerte, o que debe morir en algún momento, esta, no tendría
supremacía sobre él y la longevidad sería su aliado.
Existe una intención desde mucho
tiempo, disminuir la población; los capitalistas creen que la franja etaria de
los 60 años para arriba ya son improductivos y la carga fiscal para los países
del Centro del Poder, representa una gran erogación, mantener a este grupo de
personas, con todos los privilegios que conlleva una jubilación digna, y las
infraestructuras para la salud, lugar de recreos, seguridad, etc. que no es el
caso de Paraguay.
Paraguay es un país de periferia,
dependiente del Centro del Poder, debe cumplir el mandato imperativo que este
le dicta para hacer, con la gran diferencia que, por la poca cantidad de
habitantes, no se puede “inflar la cantidad de muertes generado por el COVID
19”; es lo que sucede en otros países con superpoblaciones, cuyo índice de
mortalidad es elevadísimo. Brasil con 1.500.000 muertes anuales, EE. UU.
2.800.000, China con 9.800.000, y Paraguay apenas con 38.000 muertes anuales
promedio.
En los países citados anteriormente
y otros de igual magnitud, todas las muertes acaecidas en esos lugares, supuestamente
son “causadas por el Covid-19”. Lo que sucede en Italia, cuando disparó la
infección en su población, generó estupor a nivel mundial. Su índice de
mortalidad es de 650.000 óbitos anuales, y en tres meses de la pandemia “ha
sucumbido alrededor de 34.000 personas” de los supuestos 237.000 infectados.
Equivale al 14%, 5,23% de los que morirían durante un año, esto sucedió en 3
meses, sin embargo, existen versiones que el 93% de esas muertes fueron
causadas por otras patologías.
¿Qué sucedió en Paraguay y qué
sigue sucediendo referente a este mal endémico? El presidente de la república
cumplió “el protocolo” a raja tabla, cerró las fronteras y declaró estado de
emergencia sanitaria a nivel nacional. Es a efecto que la institución encargada
de enfrentar a este mal, se preparara, en equipar de pertrechos a todos los
centros asistenciales del país. A ese efecto se hizo un préstamo exorbitante de
1.600.000.000.- de dólares, para hacer frente al bicho.
La economía se paralizó, amén de
perseguir a las personas que “Violaron la medida sanitaria”, inclusive les valieron
la pérdida de investidura a dos legisladoras, y varios compatriotas fueron privados
de su libertad, pagaron sendas multas, perdieron sus móviles, sus trabajos,
etc. inclusive un niño casi perdió la vida, por una supuesta seguridad
sanitaria.
Desde que se dio inicio la
cuarentena, más de 90 días, no sucedió absolutamente nada en todos los
sentidos: no llegaron los insumos hospitalares, los personales de blanco se
arriesgaron y siguen arriesgándose sin tener la mínima protección de
bioseguridad ante el bicho, etc. El congreso aprobó un incentivo económico, un
plus por peligrosidad para todos los que trabajan en ese ámbito, sin embargo,
tampoco ha llegado dicho estímulo, por más que el préstamo de los millones de
dólares llegaron en tiempo y forma, sin contar con las donaciones recibidas de
otros países.
En todo ese tiempo, Paraguay
registró alrededor de 1.200 infectados, supuestamente 11 de ellos fallecieron,
pero que no fue la causa principal el Covid-19, sino otras enfermedades base
que fueron anteriores. Se recuperaron más del 50% de los infectados y los otros
están todos en sus respectivos domicilios, según el reporte de vigilancia de la
salud, el 99% de los infectados no desarrollan el virus, sin embargo, nos
“venden la idea que debemos cuidarnos porque es letal”.
Con estos números podemos deducir
que el bicho no es letal como se dimensionó al inicio, esos otros 50% se están
recuperando. En casi 100 días, no sucedió nada de lo que “presagiaban los
expertos” que iba a ser una mortandad en masa, que no habría camposanto que
pudiera albergar a tantas muertes, se prepararon fosas comunes, se adquirieron
bolsas mortuorias, parece que también no llegaron, pero se pagaron, etc. etc.
se generó un pánico y una sicosis colectiva en la población en general, hasta
hoy.
El temor y el terror se instaló
en la mente de la gente, y los funcionarios de alto rango, aprovecharon y
siguen aprovechando para dilapidar los recursos que supuestamente se generaron
para el combate del virus. Dictaron prisiones domiciliarias, hambrearon al
pueblo y le sacó toda libertad de desplazarse libremente a la gente. Y sigue la
farsa, ahora quieren aislar el departamento Alto Paraná, porque supuestamente es
vecino del Brasil y corre serio riesgo. Más aún si se abre la frontera.
Mataron el comercio fronterizo,
mataron toda esperanza de proyectar cualesquiera actividad laboral, económica o
social, que puedan generar recursos a los ciudadanos que no dependen de los
salarios del estado.
A modo de recordarles a mis
amigos, en los dos primeros meses del año, el mal endémico más mortal y que
aterró a la población paraguaya, fue el Dengue. ABC Color, en su edición del
20/03/2020 publicó que de unas 24.000 personas fueron picados por los
mosquitos, es decir, los infectados y más 51 fallecidos (casi 2 por días), la “PANDEMIA”
“3 muertes en por cada mes”, la muerte sufrida por “el Dengue”, supera casi
cinco veces más de los que fallecieron por el Covid-19. y los infectados 23
veces.
Ante esta situación causada por
el Dengue, lo que se hizo fue salir a combatir y no esperar en casa como
prisionero esperando al bicho que nos mate. Como si fuera poco, los medios
masivos de comunicación, principalmente de la capital, todos los días azuzan
sobre “el peligro de este mal”, lo que no dicen, que, cuanta más publicidad
hacen al bicho, más ganan a costa del pueblo, quien ellos creen ingenuo.
¡Hasta cuándo seguiremos
sometidos al sistema y obedeciendo, sin chistar como corderos al matadero!