Prof. MSc. Fidel Miranda SilvaHistoriador - Escritor
MERCENARIO DE LA INFORMACIÓN Y LA HIPOCRESÍA DE LA PRENSA CAPITALINA
El término prensa encierra conceptos
polisémicos. Pero generalmente se utiliza para referirse a los medios masivos
de comunicaciones, refiriéndose también a los que trabajan en los medios de
prensa. A estos se les denominan periodistas o comunicadores sociales, algunos
acceden a este espacio por su preparación académica y otros, se iniciaron en forma
empírica, y que hacen mérito a esta profesión.
Existe un gran sector de estos
periodistas que responden a la línea de la “PRENSA AMARILLA”, que a su vez forman
parte del monopolio de la información por los medios de comunicaciones radiales,
escritos y televisivos, cuyos dueños son grandes capitalistas y oligarcas de
este sector y de la sociedad paraguaya.
Lastimosamente estos
periodistas manejan la información, las distorsionan, magnifican, manipulan y
luego entregan al consumidor, en particular, a las personas que viven al
interior del país, y aquellos “fieles” seguidores de estos medios, digieren
como la verdad absoluta. Estas personas, una gran mayoría, son manipuladas por estos
medios.
“Los que ellos dicen son las
únicas verdades”, persiguen inmisericorde a cualquiera que no sea del agrado
del patrón. Recientemente se dio dos casos en particular, una pensión otorgada
a Carlitos Vera, y otra a Julio César Romero (Romerito) los monto difieren uno
de otro; tal vez tengan razón que no se le debía dar a uno, pero sí al otro.
En el ámbito futbolístico,
Julio César Romero en la década del 70 del siglo pasado, ha enaltecido al
Paraguay como país a nivel internacional, consagrándose campeón con la
selección paraguaya de fútbol. Es considerado uno de mejores jugadores de la
historia del fútbol paraguayo y de Sudamérica.
Lo que los periodistas no se recuerdan
que en su momento, Julio César Romero – Romerito, les hizo ganar fortunas,
pronunciando sus nombres, tanto sean desde los micrófonos, titulares de los
medios escritos asuncenos, personaje principal de varios espacios deportivos de
la pantalla chica, y hoy, se encargan de denigrar a aquel que en su momento les
ayudó a amasar fortunas pronunciando su nombre.
La prensa capitalina le ha
enaltecido en el podio de la fama, le rendía culto y homenaje, los “mejores
comentaristas deportivos” pugnaban por tener la primicia de lo que hacía Romerito
en el ámbito deportivo, sin embargo hoy, pugnan por denigrar la figura de lo
que fuera ídolo del deporte paraguayo. La ingratitud de la vida, lo hace el
capital económico manejado por inescrupulosas personas, que manejan como
títeres a los comunicadores sociales que se llaman periodistas en la capital
del país. Hoy se disputan para bajarle a Julio César Romero en el más bajo del podio
de la humillación.
Julio César Romero no necesita
una pensión graciable. A Julio César Romero los medios masivos de
comunicaciones les deben rendir un justiciero homenaje y reconocimiento.