Prf. Mcs. Fidel Miranda Silva
Historiador - Escritor
VANDALISMO VS INSTITUCIONALISMO
“El atropello a la Constitución Nacional” es el slogan
utilizado por “los patriotas y defensores de la democracia del Paraguay”. ¿Quiénes
son los que se sienten incomodados por una probable modificación de uno o dos
artículos de la Constitución? ¡Probablemente será el pueblo! Sin embargo este,
está acostumbrado a vivir con o sin la Constitución, el mismo ritmo de vida
todos los días. Tiene que batallar para subsistir con su familia. Sin embargo, “estos
patriotas que fungen de defensores del pueblo” temen perder los privilegios que
rápidamente les elevaron a condiciones sociales diferentes de aquel.
Lo que los ciudadanos paraguayos deben saber que el sistema
político de “la democracia” (dicho sea de paso jamás funcionó) trae consigo una
trampa mortal. En este juego político decide la mayoría, y esa decisión es
legal, puede ser ilegitimo que es otro tema de discusión.
Lo sucedido en el “Congreso de la Nación” los que perdieron
la pulseada, fueron la minoría, quienes no quisieron acatar el “juego de la
democracia” y comenzaron a llamar a la gente (“pueblo”) “para que defiendan la
Constitución”. Incitando a un levantamiento popular. ¡No a una manifestación
pacífica que eventualmente tenga una fuerza envolvente! ¡Sino a actos
vandálicos! Son los mismos “BARRABAS”, que gritan al unísono ¡Crucifícalo, crucifícalo!
Sin importar a quien.
“Los ganadores al igual que los perdedores” tienen la
misma responsabilidad, que la institucionalidad funcione como debiera. Utilizar
los fueros para llamar a la violencia es poco ético, mientras que estas
supuestas autoridades son las que debían velar por la pacificación y el cuidado
de la institucionalidad, empujaron y permitieron para que inocentes acudan a
atropellar la institución pública, como único escudo sus vidas.
¿Acaso esto no es atropello a la “Constitución Nacional”?
Evidentemente que con esta reflexión no estamos haciendo apología a la
violencia o a la ruptura institucional, apenas señalamos que ambos grupos
atropellaron a la institucionalidad con ropajes diferentes, el espectador de
uno o de otro bando es el que emitirá su opinión conforme a su óptica y su
interés.
Los uniformados policiales estuvieron a pecho gentil,
tratando de guardar el orden, sin embargo los referentes políticos que “fueron
mancillados en su honor” que sobre algunos de ellos aún pesan sendas
acusaciones que hasta hoy no consiguieron aclarar los fatos, son los “patriotas
del siglo XXI”, que apenas comenzó la refriega y desaparecieron del campo de
batalla.
Al mismo tiempo desde uno de los canales de televisión,
unos supuestos periodistas, también incitaban a la violencia desde el micrófono
durante aproximadamente 8 horas, con el supuesto de estar informando lo que
estaba sucediendo desde el Parlamento Nacional, convirtiéndose en juez y parte
de los sucesos acaecidos.
Una vez más a la gente más humilde que aún tienen
esperanza de credibilidad en algunos políticos, fueron arrastrados al matadero
como mansas ovejas. Sin embargo entre ellos estuvieron presentes lobos feroces,
no es que estuvieron disfrazados sino encapuchados, quienes fueron los que
accionaron con fuerzas vandálicas para
destruir los patrimonios del pueblo paraguayos, lo más probable que estos
fueron contratados para el efecto. Desde todo punto de vista, la violencia
desde cualquiera de los actores, es repudiable y reprochable.
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